Ya llevábamos hablando varios años de hacer una matanza en Yela. No como se ha hecho siempre, por supuesto, sólo la última fase: la preparación de los embutidos y conservas.
Y este invierno nos decidimos a probar, de momento, con lo más fácil: chorizos y lomos de orza.
Así que conseguimos una máquina de picar y embutir (gracias Modesto), y con el asesoramiento de quien sabía del tema (gracias Paca e Irene), elegimos el último fin de semana de enero para ponernos manos a la obra.
Compramos los lomos medio adobados, magro de cerdo y papada para los chorizos, y con pimentón, orégano, ajo y ganas, hicimos un trabajo estupendo.
El viernes por la noche picamos la carne para el chorizo y la aliñamos.
El sábado por la mañana freímos los lomos, comimos migas y probamos el picadillo de la noche anterior. Y por la tarde, embutimos el chorizo, lo atamos, lo colgamos, y a esperar...
Participaron todos, grandes y pequeños, y pasamos un fin de semana haciendo algo distinto.
A las cinco semanas el chorizo, en crudo, estaba buenísimo. Y en Semana Santa freímos unos cuantos para conservarlos en el aceite de freír.
Al año que viene repetimos, seguro, y a ver si nos atrevemos con las morcillas...